
Pues eso, que en Kamakura, donde no hay ni camas ni curas, fuimos al templo del diosa Kannon (no confundir con las camaras digitales) consagrado a los ninos muertos. Aqui, como buenos budistas, rezamos una oracion por el nino que todos llevamos dentro, para que nunca nos abandone.
1 comentario:
si pareceis buenos y todo!
Publicar un comentario